El pasado 29 de septiembre, con motivo del día mundial del corazón, se publicaron artículos resaltando la importancia de cuidar y prevenir las enfermedades cardiovasculares. LaVanguardia centraba su atención en como el estrés afecta al corazón: “El estrés emocional está considerado un factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares”. El estrés tiene una ramificación tanto para la salud mental como física.
Y es en este sentido que la prevención de riesgos laborales debe prestar atención a la salud cardiovascular de sus trabajadores y dotar a las empresas de las herramientas para prevenir los infartos (reconocimientos médicos, promoción de una correcta alimentación, ejercicio, etc.) y para actuar con eficacia en el caso de ocurrir uno en el centro de trabajo.
Los datos sustentan que los accidentes ocurridos por infartos tienen igual de importancia (o más) que las caídas a distinto nivel, atrapamiento, riesgo eléctrico, contacto con sustancias nocivas o tóxicas,…
Cordis Group ha analizado las muertes por infarto en el trabajo de 1988 a 2022. Son 34 años que acumulan un total de 9.325 muertes, suponiendo una media de 266 muertes por infarto en el trabajo cada año.
Tal como afirma LaVanguardia, “según una encuesta de Salud de la Fundación Española del Corazón (ESFEC) de 2021, el estrés (17,4%) ya tiene más prevalencia como factor de riesgo cardiovascular que, por ejemplo, el tabaquismo (15,9%)”. Esta presencia tan alto del estrés implica para muchas personas que el corazón está tensionado por cambios fisiológicos: crece el ritmo cardiaco, la presión arterial, el colesterol y los triglicéridos en la sangre, pudiendo provocar arritmias.
A continuación mostramos la gráfica creada por Cordis Group con los datos acumulados de muertes por infarto en el entorno laboral.
Los datos nos muestran como de 1988 al 2000 la tendencia es de unos 299 muertes de infarto al año y se dan 6 años con valores superando las 300 muertes, hecho que no se vuelve a dar hasta el año pasado, el 2022.
El año con más muertes laborales por infarto es el año 2000, con 330 muertes.
En el año 1995 se publica la Ley de Prevención de Riesgos Laborales. Aunque el año posterior aumenta, si que es cierto que en 1997 y 1998 desciende, pero luego vuelve a subir.
Del 2000 al 2009 hay una tendencia a la baja, con una media de 277 muertes al año.
Nos detenemos en el año 2009 pues aquí se publica el Real Decreto de mantenimiento y utilización de desfibriladores fuera del ámbito sanitario, con las posteriores publicaciones de Decretos en cada comunidad. La tendencia va a la baja, obteniendo incluso el dato más bajo de muertes por infarto: 175 en el 2012. Del 2009 al 2019 la media es de 221 muertes cada año, el valor más bajo.
Sin embargo, se observa un repunte en los últimos años, coincidiendo con el inicio de la pandemia. El 2020 son 247 muertes por infarto, siendo 221 el año anterior. Y el año pasado el número es de 303.
No es casual que cuando se publica el Real Decreto de Desfibriladores fuera del ámbito sanitario las muertes por infartos descendieran, ya que la instalación de desfibriladores en centros de trabajo aumentó. El desfibrilador no evita la aparición del infarto, pero si que disminuye la gravedad de las consecuencias, por tanto, de ser un accidente laboral mortal puede ser un accidente leve o grave.
Cordis Group apuesta por la instalación de desfibriladores en los centros de trabajo, la incorporación en los decretos de las comunidades de la mención de los centros de trabajo como centros afectados y añadir en los planes de bienestar y salud de las empresas, no solo programas de alimentación y ejercicio, si no de actuación en caso de infarto como RCP, uso de desfibrilador, etc.
Desde Cordis Group ofrecemos un servicio integral de cardioproección a su centro de trabajo, adecuado a sus dimensiones, turnos y actividad para que pueda cumplir con la normativa de cada comunidad y la ley de prevención de riesgos laborales.